domingo, 6 de noviembre de 2011

Frases a destacar del libro "Historia económica de la población mundial" de Carlo M.Cipolla

Este libro del historiador económico Carlo Maria Cipolla cuya primera edición fue publicada en 1978 ha caido en mis manos casualmente y me ha parecido muy interesante pese al tiempo que hace que se escribió.
Quería traer aquí frases comentadas que siguen de plena actualidad.
El libro comienza hablando de cómo el hombre a lo largo de la historia ha manejado la energía. Sitúa la energía en el centro de la actividad económica y plantea como la evolución técnica humana es equivalente a la mejora en los procesos de obtención y aprovechamiento de la energía.
El hombre cazador pasó tras la revolución agrícola a ser agricultor y así pudo extraer mucha más energía de la tierra.
En 1780 d.C. hacía mucho tiempo que la fase cazadora había sido abandonada por casi toda la humanidad, a la vez que los últimos reductos de los cazadores se veían invadidos por los triunfantes agricultores.

En el siglo XVIII llegó la revolución industrial que cambiaría completamente la vida en nuestro planeta. El hombre a partir primero del carbón y después de otros materiales lograría extraer una cantidad muy superior de energía y a su vez aprendería a utilizar y trasladar esta energía de forma más eficiente. Como aspecto negativo de esta segunda revolución señala:
Lo que debemos evitar es encontrarnos con que las minas se nos han agotado y no nos queda espacio para almacenar los residuos contaminantes.

En esta fase también el comercio es un elemento decisivo y asociado al comercio, el capital:
La acumulación de capital se hace posible gracias al ahorro.
En una sociedad agrícola la inversión destinada al desarrollo suele ser muy reducida.
 Para la acumulación de capital se necesitan unos cambios cuya naturaleza  es a la vez cualitativa y cuantitativa. Los cualitativos significan que la población debe aprender nuevas técnicas y adoptar nuevas pautas de vida.
El comercio permite la especialización y el mejor aprovechamiento de los recursos disponibles. La historia nos demuestra invariablemente que allí donde el comercio floreció, los niveles demográficos y económicos fueron los más altos que podían alcanzarse dentro de la gama de posibilidades agrícolas. 

Acaba señalando los problemas de la vida moderna:
El progreso técnico que permitió al hombre controlar el hambre y las epidemias aumentó también su eficiencia destructiva.
La actividad económica depende de la capacidad de la Tierra para suministrar materias primas con la que producir alimentos y absorber desechos.

Y termina señalando las cosas que deberían mejorarase (ya en 1978, aún hoy):
La torre Eiffel de París y la Mole Antonelliana de Turín fueron la expresión del optimismo sin límites de aquella época. Sin embargo, primero imperceptiblemente y luego de forma cada vez más marcada, la situación cambió.
Durante demasiado tiempo, excitados por nuestro progreso, hemos permitido que nos cegasen nuestros propios inventos. ¿Hasta dónde podemos llegar?. Algunas personas responsables abogan por una política de "crecimiento económico cero".
No se puede descartar por completo la posibilidad de que, a la larga, la Revolución Industrial represente una calamidad desastrosa para la raza humana.
Son poco más de 150 las generaciones que separan a cada europeo de su "horrible y brutal" antepasado.

... y solo 4 las generaciones desde la Revolución Industrial, añadiría yo. Insiste en más riesgos para la humanidad:
Tal como la historia reciente ha demostrado dramáticamente, un hombre solo o un pequeño grupo de individuos puede provocar catástrofes indescriptibles que afectan no a este o a aquel grupo, a esta región o a la de más allá, sino a todo el mundo y a la totalidad.

Hace referencias al naturalista K. Lorenz:
Un observador que sin ningún prejuicio contemplase desde otro planeta al hombre tal como es hoy en día, llevando en la mano la bomba atómica, fruto de su inteligencia, y en su corazón el impulso agresivo heredado de sus antepasados antropoides, impulso que esta misma inteligencia no puede controlar, no profetizaría una vida muy larga para la especie. Contemplando la situación como ser humano, al que la misma afecta personalmente, parece una pesadilla.

Acaba el libro dando consejos para que la humanidad pueda salir adelante:
Necesitamos una cruzada contra la violencia y la agresividad. Necesitamos, por encima de todo, educar a la gente en la tolerancia y la amabilidad. H. G. Wells dijo, el futuro de la humanidad depende del resultado de una carrera entre la educación y la catástrofe. Necesitamos mejorar la calidad del hombre.
Tenemos que invertir una parte mayor de nuestros recursos en la mejora cualitativa del hombre.(...) El sector público y el privado deben hacer un esfuerzo conjunto para alcanzar ese objetivo. No hay que olvidar que lo que hace falta no es solamente más conocimientos técnicos. Lo que el hombre de nuestros días necesita desesperadamente es la clase de educación que le permita aprovechar sabiamente las técnicas que posee.
Escribió Platón (Eutidemos XI) hace siglos, "la riqueza no es una bendición por sí misma; si la guía la ignorancia, la riqueza es un mal peor que la pobreza, ya que tiene más fuerza para empujar las cosas hacia donde no deben ir; si la dirigen la sabiduría y el conocimiento, la riqueza es una bendición".
Nada hay más peligroso que el conocimiento técnico cuando no va acompañado por el respeto a la vida y los valores humanos. La introducción de técnicas modernas en lugares que siguen dominados por la intolerancia y la agresividad constituye algo sumamente alarmante.
 El progreso ético debe acompañar al desarrollo técnico y económico.

¿Qué comentar?. Que no puedo estar más de acuerdo en todo lo que dice y que deberían divulgarse todas estas reflexiones a cada ser humano que habita nuestro planeta.
No llegó este libro a la época de la última revolución, la Revolución del Conocimiento. Gracias a ella, hoy puedo estar publicando hoy en este blog y puedo llegar a todo el mundo. Que sea un blog poco conocido no es excusa, potencialmente puede llegar a todo ser humano del planeta que hable español y con ayuda de los traductores automáticos a los que hablen otros idiomas.
Hoy más que nunca espero y deseo que el ser humano será capaz de salir adelante en este atolladero en que nos encontramos y algún día podremos tener un planeta justo y sostenible, para todos.