Es habitual, al hablar de democracia, contemplar como una base de la misma
la separación de poderes: el ejecutivo, el legislativo y el judicial.
Pero
no hay que olvidar que en una democracia como señalé en la entrada
el valor de la democracia no es solo separación de poderes y poder votar
cada cuatro años.
Un aspecto fundamental es la libertad de prensa que debe fiscalizar las labores del gobierno de eso trata la entrada de hoy.
De hecho considero a la prensa como un cuarto poder que debe mantenerse aislado de los otros tres.
Y como los demás poderes debe obedecer a un marco legal establecido democráticamente.
En democracia la gente vota y ¿qué hace a a gente votar una u otra opción?
Pues en muchos casos da la impresión de que hay gente que como hooligans de un equipo de fútbol van a votar siempre al mismo partido, pase lo que pase. Esta gente considero que hace un flaco favor a la democracia. Uno puede tener cierta afinidad por unas ideas, sentirse de izquierdas o de derechas pero hay que ser critico con lo que se vota y comprobar que un partido cumple con lo que promete. También, los muchos casos de corrupción que desgraciadamente siguen saliendo, es algo que debería tenerse en cuenta de cara a confiar o no en un partido. Aquí la prensa juega un papel fundamental, ayudando a los ciudadanos a valorar si los partidos una vez en el gobierno cumplen con su programa y como no, destapando casos de corrupción que sin una prensa libre pueden quedar ocultos a la ciudadanía.
En función de donde uno ha nacido o ha vivido, las experiencias de su vida son las que marcan la afinidad por uno u otro partido. Sin entrar sin son mejores izquierdas o derechas, sin duda el hecho de que la gente vote por ambos extremos es una clara muestra de que ninguna de esas ideologías son definitivamente mejores a las otras. La prensa no cabe duda de que interviene en las mentes de los ciudadanos señalando lo que los diferentes partidos hacen o dicen. Como habitualmente la prensa no es independiente trata de crear afinidad por su ideología. Asumiendo que ciertos periódicos son afines a ciertos partidos o ideologías, igual
que no se puede permitir que el gobierno controle o censure la prensa
tampoco es admisible que en base a su libertad de prensa no se cumplan unos
principios éticos mínimos donde la mentira o la difamación puedan tolerarse como algo normal.
En democracia hay que jugar limpio, publicar informaciones sin contrastar su veracidad o incluso utilizando pruebas falsas producen un gran daño a la
democracia y considero que es algo que debería ser sancionable.
Insultar, descalificar, inventar bulos o directamente mentir sobre los
políticos no afines, no es una opción si queremos una democracia
saludable y la prensa debe ser ejemplar en esto.
En una democracia los
ciudadanos son la base de la voluntad de la soberanía, una prensa
sesgada que presume de ser neutra condicionará a la gente para que actúe
incluso en contra de su propios intereses.
En democracia es lógico que cada uno mire por sus propios intereses y
utilizar la prensa para convencer a los votantes de que mis intereses son
los intereses de la mayoría es muy tentador.
Por ello es fundamental la educación. Enseñar a los niños a ser excépticos, a tener altura de miras, a no creerse todo lo que leen o oyen y a pensar por sí mismos es fundamental para la calidad de la democracia.
Imagen: Periódicos (Prensa escrita). Banco de imágenes y sonidos INTEF (CC BY-NC-SA 3.0)