miércoles, 28 de febrero de 2024

ÉTICA X: KANT

 


 

 

Los filósofos de todas las épocas se han preguntado si el hombre actúa en base a la razón o en base a la emoción. Tras mucho debate hoy en día se podría concluir que realmente actuamos con ambas: hay veces que razonamos las cosas y llegamos a tomar ciertas decisiones en base a la razón pero otras la emoción es la que nos impulsa a tomar las decisiones. Y es que en el fondo la emoción es un modo de resolver de forma sencilla y rápida cosas que nos costaría mucho esfuerzo o tiempo razonar.
 
Kant es el "máster" de la razón y defiende que con ella debemos explicar y resolver los problemas morales. Admira a Hume pero no está de acuerdo con él pues está convencido de que existen leyes morales puras que determinan a priori, sin motivos empíricos, lo que se debe hacer.
 
En su fundamentación de la "Metafísica de las costumbres" da una serie de pasos e "imperativos" que podría detallar en esta entrada del blog pero que esencialmente lo que proponen es que el fin último del ser humano no debe ser la felicidad sino ser digno de ella mediante mediante el cumplimiento del deber.
 
Para ello debe seguir la voluntad buena o el imperativo moral que impone el deber de la lealtad, la sinceridad y la fidelidad.

Existen unas leyes morales y para definirlas indica que sólo es moralmente bueno aquello que debería ser bueno universalmente y valer para todos sin excepción.
 
Libertad e igualdad también son máximas del deber:
 
El ser libre hace lo que quiere, que no suele ser lo mismo que quiere el otro. La ley moral tiene que ser universal. Además de ser libre y autónoma tienen que quererla sin excepción y coincidir en ella todos los seres racionales. Somos autónomos, sí, pero lo somos para darnos una ley cuyos requisitos para ser moral es que sea la misma para todos.
 
El hombre vive escindido entre lo que debe ser y lo que es. Una escisión que constituye otra de las grandes aportaciones de su ética, ya que, si el conflicto interno no existiera, la ética no sería necesaria; estaríamos en el reino de los fines donde ser y deber ser coinciden.
 
Kant ha sido criticado porque rechaza de un plumazo todos los relativismos anclados en la diversidad cultural y de la costumbres y plantea una ética de principios universalizables que tiene que ser abstracta y formal porque la unidad de la razón que Kant busca, se encuentra solo en los grandes conceptos: justicia, paz, libertad, igualdad,... pero desaparece a medida que concretamos y damos contenido a sus ideales.
 
Algo que es correcto en teoría puede no ser correcto al aplicarlo en la práctica. Por otro lado si es el individuo el que ha de juzgar si la máxima de su acción es universalizable, un individuo que no es solo razón sino una amalgama de deseos e inclinaciones, en ocasiones, puede justificar cosas completamente amorales.

Kant intentó establecer una ética basada solo en la razón, pero las personas nos movemos también por sentimientos. No obstante para una Inteligencia Artificial un planteamiento tan aséptico podría ser válido pues las IAs no tienen sentimientos.

¿Y realmente queremos un mundo donde las decisiones se tomen sin sentimientos?
 
 
Immanuel Kant por Gottlieb Doebler - http://www.philosovieth.de/kant-bilder/bilddaten.html, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=32847847

 

miércoles, 21 de febrero de 2024

ÉTICA IX: ROUSSEAU

 

 


Rousseau plantea un regreso a la naturaleza pues afirma:
El mal primigenio y todo lo perverso está en la sociedad.

 Con la agrupación social nace la desigualdad.

 
A diferencia de los autores anteriores Rousseau arremete contra la propiedad como origen de todos los males y de la división y discriminación entre los humanos.
 
Con la civilización el hombre se transforma deja de ser auténtico y pone el parecer por delante del ser, porque vive de cara a los demás y le importa el reconocimiento de los otros. Todo cuanto le rodea le invita a mostrarse diferente de como es y aparentar lo que los otros quieren ser. Y de todo ello es culpable la propiedad privada:
 
El primero que habiendo cercado un terreno se atrevió a decir "esto es mío" y encontró gente tan estúpida como para creérselo, fue el verdadero fundador de la sociedad civil. ¡Cuántos crímenes, guerras, muertes, cuántas miserias y horrores habría ahorrado el género humano quien, arrancando las estacas, o llenando el foso, hubiera gritado a sus semejantes: "guardaos de escuchar a este impostor; estáis perdidos si olvidáis que los frutos son de todos y que la tierra no es de nadie"!.
Rousseau plantea la historia en una serie de etapas que van desde el mundo salvaje, pasando por el actual donde aparece la propiedad privada y el despotismo de los ricos, hasta una sociedad final donde reina el imperio de la "voluntad general".
 
Hay que superar la inestabilidad inherente a la sociedad burguesa en la que prima el egoísmo sobre el bien general para alcanzar un auténtico pacto social que dará paso a la sociedad política ideal.
 
La voluntad general pretende representar esa voluntad a favor del bien común, que debería ser la de todos los ciudadanos, aunque, de hecho, no coincide nunca con lo que quieren todos y cada uno. No puede ser la voluntad de unos pocos que pretenden dominar a los demás, sino la expresión de aquello que todos deberían anhelar porque coincide con el bien de todos.
 
Y ¿cómo se llega a esta voluntad general? Para ello está la democracia y anticipa lo que luego afirmarán todas las éticas procedimentales: la voluntad general surgirá de un pacto social que permita la participación de todos los ciudadanos en la elaboración de las leyes, sin exclusión de nadie. Una participación, por otra parte, en la que se sepa renunciar a las singularidades y buscar lo común, pues cada individuo tiene como tal una voluntad particular que no tiene por qué coincidir con la voluntad que debería tener como ciudadano. Para ello es fundamental que el pueblo reciba una correcta educación y además hay que vigilar que la comunicación entre las personas no sea manipulada.
 
La tensión entre individuo y sociedad siempre ha sido el tema de la ética.
 
El hombre sin duda es un animal social pero ¿es también la sociedad la que hace que salgan sus peores instintos? Sin sociedad no tendría sentido la palabra egoismo,  pero tampoco lo tendría la compasión, la solidaridad o la fraternidad.

La ética trata de responder a esa cuestión de cómo debemos comportarnos cuando vivimos en sociedad.
 
 
Jean-Jacques Rousseau (painted portrait) de Maurice Quentin de La Tour - Desconocido, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=24158

 

domingo, 18 de febrero de 2024

ÉTICA VIII: HUME

 


A lo largo de las anteriores entradas nos ha quedado la duda de si la tendencia original y "natural" al referirse a la condición humana es el egoísmo o la benevolencia. Muchos filósofos han optado por una u otra sin llegar a demostrar cuál es la verdadera.

 
Es de destacar, por ejemplo, a Bernard de Mandeville que en su libro "La fábula de las abejas" desarrolla la teoría de que el hombre siempre actúa con egoísmo y en busca de su interés particular, lo cual, a su juicio, no es negativo, ya que gracias a los vicios privados, como el afán de lucro, progresa la economía y ello redunda en beneficio de todos. Una tesis que se ha convertido en el principio fundacional de eso que hoy llamamos el neoliberalismo.
 
Otra duda que ha enfrentado a los filósofos es si la moral debe definirse en base a la razón o es algo que se siente.
 
Victoria Camps señala a Hume como uno de los defensores del pensamiento empirista es decir que la moral está basada en el sentimiento y al servicio de las pasiones.
 
"La razón es inerte, no influye en la conducta, sirve para descubrir la verdad o la falsedad, pero no mueve a actuar. La moral, en cambio, necesita las pasiones y produce o previene ciertas acciones".
 
A diferencia de Hobbes o Spinoza, afirma sobre el contrato social:
 
"Nunca el poder político se ha originado en un contrato, consentimiento o compromiso mutuo de todos los seres humanos. Quienes defienden el contrato social olvidan que el origen del poder político siempre ha sido la conquista, la usurpación o la sumisión involuntaria".
 
También afirma:
 
"Que no podamos aludir a la teoría del contrato como fundamentación del estado y del derecho no significa que no sea necesaria la justicia pues el sentimiento de simpatía por sí solo no evita las guerras ni los conflictos humanos que llevan a la dominación de unos por otros".
 
"Es necesaria a la justicia porque es un requisito para el bienestar de la humanidad y para la existencia de la sociedad. Todas las instituciones que dan soporte a la justicia son una necesidad social. Existen otras virtudes sociales más instintivas o "naturales" que nacen de las relaciones estrechas entre las personas, las relaciones filiales o de amistad, pero la virtud social de la justicia tiene un origen distinto porque su propósito es la felicidad no de los más allegados, sino de toda la sociedad y aún de toda la humanidad, el bien general". (...)
 
"Hace falta la justicia porque existe la sociedad y porque no hay suficientes recursos para proporcionar a todos lo necesario (aquí  hace referencia al concepto de que también señaló Locke de "propiedad"). En una sociedad de la abundancia no haría falta a la justicia porque no sería preciso repartir nada. Tampoco sería necesaria la justicia si los hombres fueran benevolentes y desinteresados con todo el mundo, pero el sentimiento de benevolencia y la imparcialidad no suele aplicarse por igual a todos los hombres. Así, la justicia tiene un fin que la benevolencia por sí sola no satisface. La justicia actúa en beneficio de la sociedad, la seguridad y el orden".

 

En una sociedad, lo justo y lo injusto es el resultado de las acciones del individuo dentro del marco social acordado para la convivencia: El que actúa de acuerdo a las leyes de justicia, es un hombre bueno y el que se deja vencer por el egoísmo y no las respeta, es un mal hombre. Ser bueno o malo es el resultado de la obediencia o no de las leyes sociales de justicia.


 

Grabado de David Hume de Simon Charles Miger after Charles-Nicolas Cochin II - Esta imagen fue donada a Wikimedia Commons por en el marco de un proyecto del Galería Nacional de Arte., CC0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=81929680

martes, 13 de febrero de 2024

ÉTICA VII: LOCKE

 


Contemporáneo de Spinoza es John Locke, uno de los padres fundadores del pensamiento liberal. Victoria Camps afirma que "el bagaje intelectual que respaldó la revoluciones americana y francesa, así como, posteriormente, la independencia de los países de América Latina, refleja la herencia del pensamiento de Locke".

 
Junto a Hobbes es uno de los teóricos de referencia de la teoría del contrato social. Locke se propone elaborar una teoría que legitime la autoridad política y al mismo tiempo establezca los límites de la misma.
 
La cuestión es quién debe detentar el poder. No puede ser a partir de herencias o privilegios sino de un pacto o contrato entre todos los hombres. No hay hombres superiores a otros que tengan exclusiva potestad de gobernar, todos los hombres son igualmente libres. Cualquier usurpación arbitraria del poder no consentida por los gobernados debe ser rechazada en nombre de la libertad e igualdad de los seres humanos. Ese es el único fundamento moral del poder político.

El derecho de propiedad como derecho natural por antonomasia es el eje en torno al que se mueve el pensamiento político liberal tal y como él lo planteó y así ha seguido entendiéndose a lo largo de los siglos hasta nuestros días.
 
Rousseau unos años más tarde consideró justo lo contrario, que la propiedad privada estaba en el origen de la desigualdades pero Locke era más optimista o más ingenuo:
Así cada hombre puede apropiarse de lo que pueda necesitar y usar pero solo de eso y siempre cuando queden cosas suficientes y de la misma calidad para el resto de la comunidad.

Pero el hecho de que los hombres pudieran acumular riquezas (en oro, plata y metales) y apropiarse de más de lo que se necesitan, significaba que el derecho de propiedad puede constituirse en una fuente de injusticias. De ahí que sea necesario una sociedad política que legisle y ordene lo que por ley natural es indiscutible.
 
Nadie puede ser eximido de las leyes pero para que esa obligación sea válida tiene que ser consentida por toda la comunidad.
 
A diferencia de Hobbes que recordemos, se basaba en el miedo, justifica la necesidad del Estado porque es el que se encarga mediante la ley de la protección de la vida, la libertad y la propiedad privada de cada ciudadano.
 
Si la justicia se define como el deber de "dar a cada uno lo suyo", debe haber una regulación política que se haga cargo de tal máxima y que ha de determinar también a quién nos referimos cuando decimos "lo suyo", o que le corresponde a cada uno.
 
Esto podría interpretarse como una primera aproximación al reconocimiento de los derechos sociales.
 
"Justicia es una palabra que está en boca de todo hombre pero con una significación muy determinada y difusa". De ahí que los significados no sean lo mismo para todos: Las ideas morales raramente tienen el mismo significado para dos hombres diferentes.
 
 
Locke se adelantó a su época, afirmó que "todos los hombres son igualmente libres" cuando aun existía la esclavitud.
 
Para que una comunidad funcione Locke señala la necesaria separación entre el poder legislativo del parlamento, el ejecutivo que podría ser del rey y el judicial. Para asegurarse de que la leyes se cumplan es necesario un poder judicial independiente.

 

 

Estatua de John Locke en el 6 Burlington Gardens, Londres.  Foto: Andreas Praefcke - Fotografía propia, CC BY 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=15582545

 

jueves, 8 de febrero de 2024

ÉTICA VI: SPINOZA

 


Victoria Camps, dedica el siguiente capítulo a Spinoza que publica una "Ética" que, en mi opinión, habla más de filosofía y teología que del bien y del mal. Dicha obra fue publicada póstumamente porque podía considerarse "demasiado atea" y fue prohibida en los Países Bajos. No en vano la filosofía y la ética en esta época aún estaba muy influenciada por los temas religiosos (al menos en el mundo occidental).
 
En su cuarta parte entra un poco más en estos temas de la moral y sigue un planteamiento similar al de Hobbes pues también afirma que el "Estado" es fundamental para definir esos conceptos de bien, mal y justicia pero a diferencia de Hobbes, considera que la sociedad se forma no por el miedo, sino por la esperanza porque "el temor no crearía una sociedad, sino soledad" como dijo Tácito a quien ha leído. 
 
Spinoza considera que una sociedad también colabora porque hay intereses comunes y el amor y la concordia también forman parte de las pasiones humanas.
 
 
Que el hombre se mueve por miedo no se puede negar pero hay muchas otras razones como la amistad, la compasión, la fraternidad, el amor... que mueven a las personas a respetarse y a colaborar.
 
 
Spinoza de anónimo - Museo Histórico Judío, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=121361386

 

sábado, 3 de febrero de 2024

ÉTICA V: Hobbes

 


El libro de Victoria Camps que me sirve de guía para estas entradas del blog, dedica el siguiente capítulo a "Hobbes: La ética del miedo".

Hobbes plantea que para que los hombres puedan vivir juntos sin caer en la anarquía y la guerra, es necesario un estado fuerte y autoritario.

Habrá que encontrar la manera de conciliar un interés común, que nadie percibe como común, con los intereses particulares de cada individuo. Un objetivo que jamás se ha conseguido confiando solo en la buena voluntad de los hombres. Si ha habido algún acuerdo sobre las normas que seguir y la forma de organizarse, éste ha estado motivado por el miedo.
 
"El origen de todas las sociedades grandes y estables ha consistido no en una mutua buena voluntad de unos hombres para con otros sino con el miedo mutuo de todos entre sí".
 
Lo que va a conseguir preservar el orden social es un estado poderoso y fuerte al que todos obedezcan porque consideran que es necesario hacerlo con vistas a su propia seguridad.
 
Existen unos universales de la moral, unos universales mínimos que, en su caso, se concretan en el derecho de toda persona a autodefenderse y defender lo que es suyo, y en la prohibición de hacer daño.
 
No en vano tradujo al inglés el libro de Tucídides "Historia de la Guerra del Peloponeso" donde Tucídides expone que el motivo de la guerra que enfrentó a Esparta con Atenas no fue otro que el miedo de los espartanos a que los atenienses se hicieran muy poderosos.
 
En su obra más conocida, Leviatán indica: 
En la naturaleza humana encontramos tres principales causas de disputa: la competición, la inseguridad y la gloria. Esas tres causas igualmente potentes en todos los individuos, desprovistas de control y de freno no pueden llevar a la paz, sino a la guerra. Para impedirlo no hay más remedio que construir un poder artificial, no inmediatamente natural, que ordene, gobierne y reduzca la libertad incontrolada y la libre satisfacción de los deseos individuales. A ese poder lo llamamos "estado".
Basta reflexionar sobre uno mismo y reparar en lo que solemos hacer a diario cuando abandonamos por unos días nuestra casa y, por temor a los ladrones, atrancamos las puertas y echamos el cerrojo. Sabemos por experiencia que existe una tendencia natural humana apropiarse de lo que uno desea, aunque no esté permitido ni le pertenezca, y el temor a perder lo que uno posee, se cierne como un peligro constante sobre todos nosotros. 
 
Un mero ejercicio de introspección y de análisis sobre lo que todos sentimos justifica la explicación de Hobbes de la necesidad del estado, una necesidad que deduce de los motivos más elementales y generales del comportamiento humano. Para contrarrestar esos motivos hacen falta leyes e instituciones que coarten la libertad y velen por la seguridad de las personas.
 
El razonamiento de Hobbes se basa en el egoísmo natural humano: cada uno lo quiere todo para sí, pero el miedo a morir obliga a aceptar la ley y el orden como la forma de vivir más racional.
 
La libertad consiste en poder hacer todo aquello que el estado ha dejado a la iniciativa del sujeto como comprar y vender, tener hijos, educarlos, etc.
 
Eso sí, plantea que el estado debe establecer normas racionales, no arbitrarias que se pueden resumir en la regla que estableció Confucio varios siglos antes: "No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti".
 
Estamos en los inicios del capitalismo. Que esa sociedad exige, más que ninguna otra, una estructura legal coercitiva. Hay que asegurar la propiedad, la vida, la posibilidad de competir.


Es cierto que sin policía mucha gente no obedecería las leyes pero una ética basada solo en el temor a ser reprendido, aunque puede funcionar con muchas personas, no debería ser la base de una ética que pretenda convencer a todos. 

Aunque haya leyes y exista el miedo a ser condenado por no cumplirlas eso no implica que las leyes sean justas. Es necesario profundizar más pues la ética debe indagar más en la felicidad de todos y en proporcionar respuestas a lo que es justo o no.
 
Imagen: Hobbes. Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=6370879