Esta vez elegí un libro de Bertrand Rusell (1872-1970) Premio
Nobel de Literatura y uno de los grandes pensadores del siglo XX.
En sus ensayos sobre filosofía, trata de promover su estudio,
empezando por una definición moderna: “Filosofía” significa
“amor a la sabiduría”, es lo que los hombres deben adquirir si
se quiere que los nuevos poderes inventados por los técnicos y
entregados por ellos a los hombres y mujeres corrientes para que los
manejen, no precipiten a la humanidad a un espantoso cataclismo. Una definición acorde con la época en que estaba reciente el descubrimiento de la bomba atómica.
En su ensayo señala que la filosofía clásica tenía dos objetivos distintos:
-
Comprender el mundo que nos rodea.
-
Comprender cual es la mejor forma posible de vida.
Así, la filosofía ha estado toda la historia muy ligada a la religión y luego
a la ciencia, de hecho la ciencia poco a poco ha ido comiéndole
contenidos a la filosofía, cosas que se consideraban teorías
filosóficas fueron posteriormente encuadradas dentro del ámbito de
la ciencia a medida que esas teorías han podido ir poniéndose a
prueba y han podido ir verificándose.
Pese a ello, aún hoy hay
muchas preguntas que podemos hacernos y que la ciencia aún no
explica como: ¿Sobrevivimos a la muerte de algún modo?¿Tiene el
universo algún propósito? Y si lo tiene, ¿es importante la vida
tal y como la conocemos en ese propósito? Estas y otras preguntas
quedan aún por resolver.
Los avances científicos y tecnológicos del mundo moderno hacen
necesario adiestrar a una gran cantidad de personas de forma muy
especializada pero no debemos olvidar que debemos estudiar también
cómo utilizar nuestro dominio sobre las fuerzas de la naturaleza
para mejorar la vida y la felicidad de las personas, para asegurarnos
de que el planeta no es devastado. Es necesaria una amplia
investigación de la vida humana, en el pasado como en el presente y
una apreciación de las fuentes de desdicha o satisfacción tal como
aparecen en la historia. De eso se encarga la filosofía y no debemos
excluirla de los planes de estudio.
En su ensayo “Filosofía y política” hace un desarrollo de las 3 grandes corrientes filosóficas desde el pasado. Plantea 2 extremos que debemos evitar:
Por un lago están los “escépticos”
como Protágoras o Hume que plantean que nada es seguro y nada puede
demostrarse por lo que no hay nada en lo que creer.
Frente a ellos
están los “dogmáticos” como Hegel o Platón que defendían la
idea de las verdades absolutas e indiscutibles.
En el medio quedan
los “empiristas” como Demócrito o Locke que establecen que
existe incertidumbre en nuestro conocimiento pero no hasta el extremo
de no creer en nada como los escépticos sino que debemos aceptar que
podemos estar
equivocados y debemos tener en cuenta esa posibilidad pero debemos ir
aceptando las explicaciones que parecen más realistas en cada
momento.
Los sistemas
dogmáticos aplicados en política han llevado a regímenes
oligárquicos donde la autoridad marca lo que se debe pensar como
verdades absolutas e indiscutibles que llevan como consecuencia la
persecución de los que no piensan como marca la oligarquía
dominante, el odio sistemático al resto, no hay cabida a la
discusión y casi siempre acaba degenerando en conflictos y guerras.
En cambio el
empirismo ha conducido a sistemas democráticos, donde la libertad y
la tolerancia son las ideas fundamentales. En estos sistemas se realiza
una sumisión a la mayoría después de que todas las partes hayan
tenido oportunidad para presentar su opinión. Es un sistema similar
a la ciencia donde se dan por verdaderos, ciertos conocimientos pero solo
hasta que un hecho o experimento posterior demuestra que ese
conocimiento no era correcto o no era exacto para pasar sin traumas a
una nueva apreciación de la realidad.
En un sistema así, el fin no
justifica unos medios trágicos dado que no tenemos la completa
seguridad de que ese fin va a ser conseguido. Por supuesto se toman
decisiones en busca de mejoras en el nivel de vida o en la mejora de
las condiciones humanas pero siempre teniendo en cuenta los riesgos y
sabiendo que a veces podemos estar equivocados.
Concluye Rusell
estableciendo que el liberalismo empirista o el socialismo
democrático son los únicos sistemas que llevarán a la felicidad
humana y podrán evitar el final catastrófico de la humanidad.
Qué decir, que me parece completamente acertado que los dogmas han llevado a la catástrofe a demasiados países y que la libertad y la democracia, aun dentro de su imperfección, son los sistemas que se han mostrado más justos y eficaces de cara a conseguir un mundo mejor. ¿Queremos que nuestros políticos sean filósofos? Si son filósofos empíricos desde luego. ¿Es necesaria la filosofía en nuestras escuelas? Por supuesto, la filosofía ha sido fundamental para que el ser humano busque y comprenda (hasta donde ha podido) el mundo donde vivimos y solo conociéndolo podremos conseguir que sea más feliz y que sea sostenible.
Qué decir, que me parece completamente acertado que los dogmas han llevado a la catástrofe a demasiados países y que la libertad y la democracia, aun dentro de su imperfección, son los sistemas que se han mostrado más justos y eficaces de cara a conseguir un mundo mejor. ¿Queremos que nuestros políticos sean filósofos? Si son filósofos empíricos desde luego. ¿Es necesaria la filosofía en nuestras escuelas? Por supuesto, la filosofía ha sido fundamental para que el ser humano busque y comprenda (hasta donde ha podido) el mundo donde vivimos y solo conociéndolo podremos conseguir que sea más feliz y que sea sostenible.
1 comentario:
Estoy empíricamente de acuerdo contigo, hasta que aparezca un nuevo argumento que me has cambiar de posición ;-)
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