miércoles, 5 de enero de 2022

¿CINCO SENTIDOS?

 

 

Ya sabemos que el mundo no es como lo vemos, o mejor decir, como lo sentimos. El mundo está hecho de materia y energía y nuestro cuerpo está dotado de unos sensores que traducen los diferentes estímulos de materia y energía a señales eléctricas que nuestro cerebro interpreta. A esos sensores que sirven de “interfaz” entre nuestro cerebro y el mundo que nos rodea es a lo que llamamos “sentidos” y en contra de lo que se afirma no son 5, son más. Veámoslo.


1. Percepción de ondas electromagnéticas: La VISTA



Describir qué es una onda electromagnética escapa del ámbito de esta entrada del blog. Quizá la forma más sencilla de entenderlo es decir que la luz es una onda electromagnética. Así el Sol o una bombilla emiten ondas electromagnéticas pero en realidad solo podemos ver una parte de las ondas que emiten, es lo que llamamos el espectro visible. Cuando estas ondas chocan con la materia, parte de la onda es absorbida por el cuerpo y parte es reflejada. Esa luz reflejada llega hasta unos sensores que hay en nuestra cabeza a los que llamamos “ojos”.

Dichos sensores captan la luz y son capaces de transformarla en impulsos eléctricos  que llegan a nuestro cerebro. Así se produce la maravilla de la visión de los objetos que hay a nuestro alrededor. Señalar que esta luz al ser una onda puede llegar con distintas frecuencias y nuestros ojos son capaces de transformar  esas variaciones en 3 conceptos inventados y que llamamos “colores” y de la combinación de esos 3 colores nuestro cerebro es capaz de percibir todos los colores que somos capaces de reconocer.

Es importante señalar que la materia, los objetos, están ahí de verdad y nuestros ojos son capaces de percibirlos gracias a los efectos que producen las ondas electromagnéticas en ellos y por tanto las formas percibidas son reales pero los colores son totalmente inventados son una forma “avanzada” del ojo/cerebro para facilitarnos la distinción de las diferentes frecuencias con que esas ondas alcanzan nuestros ojos.


2. Presión debida a la impenetrabilidad de la materia: El TACTO




Ese “color” no podemos palparlo con  nuestras manos. El tacto es un sentido diferente que también nos permite obtener información de la forma de los objetos pero no en base a la radiación electromagnética como los ojos sino en base a la “repulsión entre nubes de electrones” que se produce entre nuestro dedo y el objeto que “tocamos” (ver Principio de Pauli) o la “impenetrabilidad de la materia”. Esta propiedad de la materia se puede apreciar a oscuras lo que evidencia que no tiene que ver con la anterior (absorber o reflejar ondas electromagnéticas) y funciona en base a unos receptores que hay en nuestra piel que envía señales al cerebro cuando detectan una presión. Más tarde hablaremos más sobre el sentido del “tacto”.


3. Percepción de ondas de presión en la materia: El OÍDO



Vivimos en un planeta lleno de materia atrapada por la fuerza de la gravedad y que podemos encontrar en 4 estados: sólido, líquido, gas o plasma (bueno hay quien afirma que hay más). Pues bien, una vibración o cambio de presión en la materia se propaga en forma de ondas que si alcanza nuestro oído será percibida como “sonido”. Una vez más transformamos en el oído ese cambio de presión en señales eléctricas que van a nuestro cerebro y lo hacemos de forma similar al ojo, discriminando las frecuencias para que así distingamos sonidos agudos o graves (esta vez no tenemos colores).

Una vez más el sonido es algo que se forma en nuestro cerebro para traducir las vibraciones que se producen en la materia que hay a nuestro alrededor, una vez más, algo inventado.


4. Detección de partículas en el aire que respiramos: El OLFATO



Para vivir necesitamos el oxígeno del aire que nos rodea y atrapadas en ese aire viajan moléculas de los objetos que nos rodean. Tenemos un sensor en nuestra nariz que detecta esas moléculas y una vez más envía señales a nuestro cerebro en lo que llamamos “olores” siendo posible detectar cientos  o miles de olores diferentes.
Huele bien, huele mal, es una forma de expresar que cierta materia que viaja en el aire que respiramos nos parece agradable o no y es especialmente útil para detectar alimentos en mal estado o también la presencia de depredadores, pero el mundo no “huele” es una vez más un concepto inventado por nuestro cerebro.


5. Detección de sustancia ingeridas. El GUSTO



Necesitamos ingerir alimentos y disponemos de un “sensor” que nos facilita reconocer qué tipo de alimento estamos ingiriendo. Es un sentido muy similar al olfato, otro detector de moléculas pero en este caso de sustancias sólidas/líquidas, no de gases. Es algo más limitado (o más completo según se mire). El olfato es único, cada sustancia tiene su olor, en el gusto también pero hay una serie de características que podríamos considerar diferenciales.  Nos permiten saber si algo es dulce, salado, amargo, ácido o “umani”. Unas células en la base de la lengua detectan estos “sabores” y como los demás sentidos, envían una señal al cerebro. Una vez más no deja de ser una interpretación que la papila gustativa/cerebro hacen de ciertas características de los alimentos y que permiten por ejemplo (como pasaba con el olfato) detectar alimentos en mal estado.

¿Hemos terminado? Pues no y como comenté al principio hay más de 5 sentidos.

Esto lo veremos en una próxima entrada.



Top, Autor: Robert Nanteuil. "Portrait of Edouard Molé". 1653. The Art Institute of Chicago. Creative Commons Zero (CC0).
Bottom, Autor: Orlando Hand Bears. "Portrait of Eliza Ann and Adelia Dusenberry". 1838. Minneapolis Institute of Art. Dominio Público. https://collections.artsmia.org/art/98954


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