viernes, 11 de agosto de 2023

Anonimato en la Red

 


La línea fundamental de mi blog son reflexiones sobre cómo podemos mejorar el mundo en que vivimos y al publicar con mi auténtico nombre a veces he tenido cierto temor a que personas que conozco y leen mi blog (realmente pocas), puedan considerar que tengo cierta ideología o incluso que soy un poco rarito por pensar o por publicar estas cosas.

Creo que siempre he intentado publicar mis ideas justificando los razonamientos que llevan a ellas y seguro que en algunos casos son erróneos pero lo cierto es que casi nunca recibo ningún feedback en forma de comentarios que podrían abrir algún debate.

Lo cierto a la vista de las estadísticas de mi blog es que no me lee casi nadie y los que lo hacen pocas veces se ven movidos a comentar lo que digo.

Publicar mis ideas es una de las cosas que me hacen ser más feliz. Esto de poder poner tus ideas y reflexiones en un sitio que cualquiera puede ver, quizá esperando que algún día, puedan ayudar a alguien no se aún de qué forma, a ser mejor persona, a luchar por mejorar el mundo, a conseguir que el mundo sea más justo es un sueño que nunca antes de esta era tecnológica se podía plantear.

Pese a todo, hay reflexiones que he hecho a lo largo de mi vida que no me he atrevido a publicar porque según quien lo lea podría resultar perjudicial para las relaciones personales en mi vida cotidiana.

Y es que ¿publicar en internet es un ejercicio de riesgo?. Bueno depende de lo que se publique, si uno publica recetas de cocina, recomendaciones para hacer deporte o información general no tiene porqué ser perjudicial. Cuando entramos en las opiniones políticas la cosa cambia.


Aquí entra el tema del anonimato en la red, este anonimato que algunos usan para insultar y difundir mensajes de odio pero que otros usan (usamos) para poder expresarnos en la red con total libertad.

Es cierto, he publicado opiniones en foros o en Twitter con un usuario anónimo y solo así me siento con total libertad de expresar lo que pienso. En este blog publico con libertad y lo que pienso pero a veces le doy dos vueltas antes de dar al botón de publicar, porque no quiero herir susceptibilidades.

Recientemente he leído un artículo de Borja Adsuara Valera (@adsuara en Twitter) donde plantea justamente este problema y una posible solución para facilitar, por un lado el anonimato y por otro, evitar la impunidad de los que insultan, mienten y difunden mensajes de odio. Cierto es que entiendo que las fuerzas de seguridad del estado ya pueden actuar contra ciertos mensajes que puedan ser delictivos pidiendo información del origen del mismo a la red social o al operador desde donde se conecta el autor, aunque es cierto que el rastreo de un autor por internet si éste tiene interés en ello, se puede dificultar.

En dicho artículo se comenta:

el pseudónimo permite expresar libremente nuestras opiniones sobre temas polémicos sin temor a ser víctima de represalias, personales o profesionales.

Lo que cuadra justo con lo que comentaba, es ideal para tener libertad de expresión sin miedo a represalias pero también evita el abuso de dicho anonimato para mentir, insultar o expandir el odio.

Y es que el anonimato puede crear en ciertas personas una sensación de impunidad que puede llevarles a realizar acciones que nunca harían si alguien pudiera verles y es algo que ya se conoce desde cientos de años como ya describía, en la antigua Grecia, el “Mito del Anillo de Giges” (¿quizá la inspiración de Tolkien para “el Señor de los Anillos”?).

 




VCostume (V de Vendetta), Nicholas Ramey (SavvyPyrate), CC BY 2.0 <https://creativecommons.org/licenses/by/2.0>, via Wikimedia Commons

Anillo unico. Xander, Public domain, via Wikimedia Commons

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