martes, 30 de abril de 2024

ÉTICA y XXII: LA ÉTICA APLICADA

 

 


El desarrollo de la tecnología y de la ciencia que caracteriza nuestro mundo moderno, ha proporcionado respuestas a muchas de las incógnitas que los humanos hemos tenido en el pasado. Y no sólo ha dado respuestas, sino también ha proporcionado la posibilidad de hacer cosas que antes quedaban reservadas para los dioses. Un hombre del año 1 DC interpretaría como milagros muchas de las cosas que hacemos habitualmente.
 
Hemos llegado a un punto donde ha surgido la necesidad de encontrar una respuesta a la pregunta: se puede hacer pero... ¿debería hacerlo?
 
Por ejemplo, se puede experimentar con seres humanos pero ¿debería hacerlo? ¿hasta dónde podemos llegar en esta experimentación? ¿Es suficiente con la autorización de la persona?. ¿Y con animales?¿Hasta dónde?. Y no solo con la experimentación. Se puede fabricar un arma que destruyera nuestro planeta, somos capaces de hacerlo, pero ¿deberíamos?.Muchos mirarían a sus dioses buscando la respuesta, aunque cierto es que los dioses rara vez se comunican con sus fieles seguidores (o lo hacen de forma poco fehaciente).
 
La ética surge como una forma de buscar respuesta a estas incógnitas y así, esta aplicación de la ética a la medicina, a la investigación, pero también a las empresas, la banca, los medios de comunicación o a la inteligencia artificial es la que ha venido en llamarse ÉTICA APLICADA. 
 
A lo largo de XXI entradas al blog, he planteado diversos puntos de vista desde donde afrontar la ética. Volviendo al libro de Victoria Camps podemos decir que resume toda esta historia en tres formas de hacer filosofía moral: 
- Desde las virtudes 
- Desde los principios 
- Desde las consecuencias
 
Estas tres formas de afrontar la ética no son excluyentes sino complementarias de cara al uso de la ética aplicada. Los principios orientan pero debe ser atemperados y domados en función de las consecuencias que tampoco deben ser la última palabra. 
 
Según Weber: 
 
"Necesitamos tanto unos principios firmes como tener en cuenta las consecuencias de lo que hacemos para abordar cualquiera de los interrogantes morales que se nos plantean"
 
Más aún. No basta con entender que ambos modelos son complementarios, sino que falta algo. Falta la mediación entre la teoría y la práctica que consiguen las virtudes, es decir, de una buena disposición moral por parte de los sujetos a actuar como es debido. Cuando las buenas costumbres o la tendencia a hacer el bien no existen, los códigos de principios y la atención a las consecuencias son inútiles como orientadores de la conducta, porque falta la voluntad del sujeto de tenerlos en cuenta. En tales casos, sólo la ley con su aparato coactivo tiene fuerza para obligar a cumplir la norma. 

La democracia necesita buenas costumbres para que las instituciones funcionen como deben, pues, a fin de cuentas, estas dependen del buen o el mal hacer de las personas que las gestionan.
 
La ética aplicada no consiste en un procedimiento estándar a aplicar a los problemas éticos pues, como hemos visto, hay tres enfoques diferentes a la hora de afrontar una decisión ética. Los problemas éticos aparecen cuando varios valores entran en conflicto, valores todos ellos irrenunciables, por lo que optar por uno excluir al otro es erróneo. La sabiduría ética consiste en conseguir el equilibrio de los valores en conflicto, lo que lleva al esfuerzo de matizarlos y profundizar en ellos. Por tanto el método más idóneo para tratar temas de ética es la deliberación, y la virtud más necesaria es la prudencia aristotélica: la frónesis.
 
Porque a diferencia de la ciencia, que se basa en demostraciones, la prudencia se aplica a aquello que puede ser visto de varias maneras y no es empíricamente demostrable. Las cuestiones morales no pertenecen a la ciencia deductiva, son opinables y paradójicas; de ahí que la deliberación y la prudencia sea en el escenario y la manera de ser más adecuados para tratarlas.
 
Tanto para aplicar bien la legislación como para reaccionar ante los vacíos y las ambigüedades de la ley, la actitud prudencial, responsable y abierta a la deliberación es la más correcta -la más prudente- en sociedades democráticas. Propiciar una comunicación donde todos los afectados pueden expresarse y ser tenidos en cuenta. Ese es el sentido de la democracia. Tras varios siglos de investigación sobre la razón práctica, hoy pensamos que esta no se agota en la formulación de una ley moral, sino que es algo que hay que ir descubriendo y determinando colectivamente.

Aquí termino mi repaso al libro "Breve historia de la ética" de Victoria Camps. En un mundo donde la ciencia y la tecnología han avanzado tanto que los hombres tienen el poder de autodestruirse es más necesario que nunca el avance de la ética y de las ciencias humanas. Igual que nadie entrega un arma a un niño pequeño, el hombre debe madurar para utilizar de forma correcta las herramientas que los avances científicos y tecnológicos nos hemos proporcionado. Repito aquí la frase de Carl Sagan que encabeza mi blog:

"Estamos en una encrucijada histórica para nuestra civilización y quizás para nuestra especie, de nosotros depende que el ser humano prospere o desaparezca"

 

Imagen:  Flammarion 1280 by Michael Thydell, CC BY-SA 4.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0>, via Wikimedia Commons

Un viajero pone su cabeza bajo el borde del firmamento en la impresión original (1888) del grabado en madera de Flammarion.

 

miércoles, 24 de abril de 2024

ÉTICA XXI: REPUBLICANISMO

 

 


 

En el libro "Breve historia de la ética" de Victoria Camps que me ha servido de guía para estas XXI entradas sobre ética, termina las distintas corrientes morales y éticas hablando de los republicanos, no como los que están en contra de la monarquía sino como otra corriente filosófica entre los que destacan SkinnerPocock o Pettit.

 
Los republicanos retoman la división entre una "libertad negativa" y una "libertad positiva". La primera es la libertad liberal, la libertad entendida sólo como ausencia de intervención por parte del estado en los asuntos privados o individuales. Es la libertad mínima y, para algunos pensadores, insuficiente desde el punto de vista moral, pues la libertad negativa no obliga a hacer nada salvo cumplir las leyes, que no es poco, sin duda, pero que no compromete al individuo como agente moral autónomo y capaz de elegir su propia vida.
 
En la libertad positiva está la voluntad de la persona que no dejarse dominar por nada ni por nadie y de ser, por lo tanto, dueña de su propia vida y destino. Debería ser el ideal político del estado republicano: procurar que los ciudadanos se vean libres de cuantas dominaciones arbitrarias pesan sobre ellos. Es una ciudadanía comprometida con un bien común, que sirve a la sociedad participando políticamente y compartiendo los bienes sociales que ella misma contribuye a fijar. 
 
Apunta Philip Petit que la idea fundamental es proteger al ciudadano tanto de la dominación pública como de la privada
 
Un individuo está bajo dominación de otro cuando depende de su buena voluntad para obtener recursos básicos. 
 
Para evitar la dominación pública (del Estado) se propone la democracia, la separación de poderes (admite la monarquía) y la distribución de competencias entre diferentes niveles, es decir, dispersar el poder y que los ciudadanos lo supervisen. Esto implica gran implicación política.  

Para evitar la dominación privada propone crear un Estado de Bienestar, aumentar el poder de negociación de los trabajadores y evitar que los más ricos tengan un acceso más fácil a los órganos políticos.
 
En cierto modo, es una vuelta a la virtud de Aristóteles o Cicerón donde se trata de contribuir en la sociedad para propiciar el bien común y evitar la corrupción, claramente opuesto a la idea liberal de la "mano invisible" porque el egoísmo y los vicios privados rara vez producen beneficios públicos. Se diferencian de los comunitaristas en que siguen manteniendo el bastión de la libertad individual como valor prioritario.
 
El republicanismo recupera la idea de una ciudadanía moralmente comprometida y de una persona que no vive solo para sí misma, sino también para que prospere el bien público.
 
 
Tanto insistir en que el estado debe dar libertad a sus ciudadanos que se nos olvidaba algo tan importante como que el estado debe garantizar la libertad entre ellos.

 

Imagen Top: La libertad guiando al pueblo (Eugène Delacroix), alegoría republicana de la libertad y su lema Liberté, égalité, fraternité de Eugène Delacroix - This page from 1st-art-gallery.com, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=38989

 


Imagen: The sun's glint beams off the Atlantic Ocean revealing the island country of the Republic of Cabo Verde (left) off the coast of Africa in this photograph from the International Space Station as it orbited 261 miles above. from NASA images-assets.nasa.gov/image/iss070e052303/iss070e052303~orig.jpg. Date Created:2024-01-03

NASA copyright policy states that "NASA material is not protected by copyright unless noted".

 

sábado, 20 de abril de 2024

ÉTICA XX: COMUNITARISTAS

 


 

Una muestra evidente de la difícil medida de los valores en el mundo contemporáneo la tenemos en las teorías de la justicia de John Rawls y de Robert Nozick. Como se ha visto ya, ambos filósofos conciben la justicia distributiva de forma radicalmente distinta, sin que sea posible encontrar el fundamento definitivo para rebatir una de las concepciones a favor de la otra. Es curioso, además que ni Rawls, ni Nozick, mencionan la noción de "mérito" para explicar la justicia.
 
Los comunitaristas ven las teorías liberales de ambos autores excesivamente centradas en el individulismo y defienden la importancia de las comunidades o las sociedades.

En su libro "Tras la virtud" Alasdair MacIntyre desarrolla algunos conceptos éticos a lo largo de la historia y manifiesta el caos que nos ha llegado a nuestros días:

Imaginemos que el mundo ha sufrido una inmensa catástrofe medioambiental y política que ha destruido la totalidad de nuestro pasado cultural. Las personas que, después del desastre, quisieran recuperar su historia y su cultura tendrían que servirse de los escasos e inconexos fragmentos que se hubieran salvado del desastre, lo cual haría casi imposible la reconstrucción fidedigna del pasado. Nadie sería capaz de relacionar unos hechos con otros para hilar un relato coherente y significativo. Pues bien, una situación similar es la que vive la ética en estos momentos.

Otro comunitarista, Michael Sandel, indica:

Pensar que el individuo es autosuficiente es un error, pues todo individuo vive en una comunidad y forma sus convicciones morales en diálogo con los demás, con quienes comparte unos fines y una determinada concepción del bien común. No solo la justicia, sino también la democracia, precisan de personas que cooperen y se ayuden porque se sienten parte de la comunidad. La idea de pertenencia es fundamental para que los valores morales sean aceptados por todos.


Sander apela a preocuparse por la creciente desigualdad porque una brecha excesiva entre ricos y pobres socava la solidaridad que la ciudadanía democrática requiere. 
 
A medida que aumenta la desigualdad, ricos y pobres viven vidas cada vez más separadas. Quienes tienen dinero mandan a sus hijos a colegios privados (o a los colegios públicos de las urbanizaciones de gente pudiente) y dejan las escuelas públicas de los barrios a los niños de las familias a las que no les queda otro remedio que llevarlos a ellas. Lo mismo ocurre con la sanidad: todos los ciudadanos utilizan los servicios sanitarios públicos, pero los que tienen más ingresos se pagan además un seguro privado de salud para no tener que soportar listas de espera.
 
Una tendencia similar se observa en las demás instituciones públicas. Las zonas residenciales de alto nivel económico contratan guardas de seguridad y dependen menos de la protección de la Policía. Un segundo coche elimina la necesidad del transporte público. Y así sucesivamente.

El prestigioso MIT (Massachusetts Institute of Technology) acaba de presentar un estudio que confirma esta tesis y demuestra que la clave de la desigualdad es que no nos mezclamos.

Realmente es muy difícil establecer qué es lo correcto, lo justo, lo ético cuando hay que tener en cuenta conceptos como la libertad individual, la igualdad, la equidad o los intereses generales de la sociedad. Es una discusión que sigue viva hoy en día, no en vano varios de los autores a que hago referencia en estas últimas entradas del blog siguen vivos.


Imagen: Portland Thorns players celebrate 09-02-2017 by Ray Terrill, CC BY-SA 2.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0>, via Wikimedia Commons

sábado, 13 de abril de 2024

ÉTICA XIX: LA COMUNICACIÓN Y LA ÉTICA

 

 


A Wittgenstein le mencionamos como referente del Círculo de Viena pero él mismo publicó más tarde sus "Investigaciones filosóficas" donde se critica a sí mismo. Pasa de afirmar que el lenguaje es solo un conjunto de signos cuya función esencial es reflejar la realidad, a afirmar:
 
El lenguaje es el instrumento de unos hablantes que ponen nombres a las cosas y las relacionan entre sí pero también se utiliza el lenguaje para valorarlas y para argumentar y discutir. 
El lenguaje nos une y ese vínculo común puede entenderse como el garante de la objetividad del conocimiento así como de la variedad de las normas que nos damos para actuar correctamente y vivir en común. 

La teoría de la "ética comunicativa" afirma que el lenguaje expresa una forma de vida que es la forma de vida específica del ser humano, cuyo rasgo más característico es la capacidad de hablar para comunicarse y entenderse con sus semejantes. Somos seres lingüísticos. Si cada uno usara el lenguaje a su manera, no habría comunicación. El objetivo del diálogo y de la deliberación es recabar acuerdos. 

En la búsqueda de acuerdo tiene que haber un reconocimiento recíproco de los dos sujetos y el compromiso de respetarse mutuamente y decir la verdad.
 
Los principales representantes de este nuevo modelo de pensar son Karl-Otto Apel y Jürgen Habermas
 
Los requisitos indispensables de la comunicación son: la consideración de todos los participantes como libres e iguales, la exigencia de no mentir y la de reconocer al otro como persona. 
 
"Mentir es un vicio maldito -había escrito Mountaigne- no son sino nuestras palabras las que nos unen y nos convierten en humanos". Esa intuición que rechaza de plano la mentira es una intuición ética.

Todo acto comunicativo que aspira a ser racional debe tener en cuenta: la verdad, la libertad y la justicia. El acto de habla debe ser veraz, libre y justo para ser racional o ético. Esos requisitos se cumplirían satisfactoriamente en una situación comunicativa ideal donde habría genuina simetría entre los hablantes y nadie sufriría dominación de ningún tipo. La comunicación real nunca es totalmente racional pero debe aspirar a serlo.
 
La universalidad de la moral encuentra su fundamento en la estructura del lenguaje entendido como acción comunicativa. Es el lenguaje el que impone unas normas de interacción que son morales. Por el lenguaje, piensa Habermas, el hombre se realiza en la historia y aspira encontrar una comunidad universal.
 
Habermas socializa el proceso de validación de las normas, pues entiende que no basta que el sujeto reflexione desde una supuesta imparcialidad, sino que es precisa una argumentación real para que las normas sean válidas.
 
Lo que la ética comunicativa o ética discursiva propone no son contenidos morales, sino un procedimiento para determinar la validez de los acuerdos normativos. Toda discusión sobre asuntos prácticos que van a llevar a normas, busca un acuerdo. Éste, para ser válido y racional debe cumplir los requisitos de la comunicación entre iguales, que incluye la idea de imparcialidad y el reconocimiento recíproco de los participantes o afectados por la discusión. En un estado de derecho, no existen más leyes legítimas que las que todos los ciudadanos hubieran podido querer, lo cual implica que todos los ciudadanos sean tenidos en cuenta a la hora de establecer normas que afectan a todos.
 
Así se corrige la idea kantiana de que lo único moralmente bueno es la buena voluntad, sino que también lo es, el cumplimiento cabal de los requisitos del discurso o de la comunicación que llevan al acuerdo justo. Esta ética universal a que aspira no lleva a una solución homogénea sino todo lo contrario, lleva a una pluralidad de puntos de vista que evolucionan histórica y socialmente en busca del acuerdo.
 
Cuando un gato bufa está usando su lenguaje para avisar que puede atacar, es una comunicación para evitar el enfrentamiento. El hombre ha desarrollado un lenguaje que permite relacionarnos en paz y armonía. Gracias al lenguaje se pueden establecer normas pero también llegar a acuerdos, resolver malentendidos. Qué lástima que sepamos mentir y cuantas desgracias han traído a la historia las palabras falsas, las traiciones y los engaños. Nuestra historia sería diferente sin duda.
 
 
Imagen: Happy Valentines Day by Paul. Creative Commons Attribution 2.0 via https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Happy_Valentines_Day.jpg

lunes, 8 de abril de 2024

ÉTICA XVIII: NOZICK

 
Se podría decir que Rawls encajaría en el concepto de socialdemocracia o que defiende el estado de bienestar. En 1974, 3 años después de publicar su libro "Teoría de la Justicia" que mencioné en la anterior entrada, otro filósofo de su misma universidad, Robert Nozick publica su respuesta a este libro "Anarquía, estado y utopía" que encajaría perfectamente en lo que hoy llamamos pensamiento neoliberal.
 
Nozick defiende un "estado mínimo", dirigido a fines policiales, pero sin funciones de redistribución de la riqueza. Un estado protector de la propiedad privada y que no asume ninguna responsabilidad en cuanto a igualdad o equidad.
 
¿Por qué la atención médica o la educación son bienes universales y básicos y deben ser garantizados a todos? ¿por qué no también la peluquería o la carpintería?. Las políticas de igualdad de oportunidades siempre perjudican a alguien, obviamente a aquel al que se le quita parte de lo que tiene para beneficiar a los demás desposeídos. No hay argumento que justifique esa usurpación de lo que es propio.
 
No cabe duda de que Nozick no veía bien los impuestos. Según él, la única distribución justa es la de libre intercambio y la única protección social justa es la de la beneficencia o la solidaridad, la del filántropo que es libre y voluntariamente dedica parte de sus bienes a satisfacer necesidades ajenas.
 
El pensamiento neoliberal ha influido mucho en las sociedades occidentales y todavía tiene muchos defensores. Como se puede observar en mi blog a lo largo de los años, no estoy para nada de acuerdo con dejar que la salud, la alimentación, la educación o la vivienda, derechos humanos básicos, queden al libre albur de la providencia. Cierto es que hay personas más o menos trabajadoras, que la pereza es una de los principales "vicios" humanos, pero incluso entre los que lo tienen, no me parece humano (o ético) dejarlos malviviendo en la calle, desnutridos, al albur de las enfermedades y sin derecho a una educación que bien podría sacarlos de ese "vicio" que en mala hora han adquirido.


Imagen: PrivatePropertySign.jpg de Dominio Público CC0 1.0 Universal via https://commons.wikimedia.org/wiki/File:PrivatePropertySign.jpg

miércoles, 3 de abril de 2024

ÉTICA XVII: RAWLS

 


 

John Rawls establece la justicia como el objetivo primordial de la ética. Su propósito es llegar a determinar los criterios para una distribución justa de los bienes básicos.
 
Para conseguirlo, plantea que no podemos partir de una sociedad de desiguales. En dichas sociedades sería inútil preguntarles a los individuos qué criterios de justicia aceptarían como válidos: cada cual buscaría su propio beneficio y será imposible obtener un resultado aceptable para todos.
 
Rawls recrea una situación ideal de igualdad, una situación, piensa, desde la que pueden determinarse los principios de la justicia que cualquier persona racional aceptaría o pactaría. No existe, ni es real, hay que imaginarla. La llama la "posición original". Consistirá en una especie de reunión de personas iguales entre sí, en el sentido de que ignoran todo sobre su posible o futura situación en la realidad: ignoran si serán hombres o mujeres, jóvenes o viejos, ricos o pobres; es decir, desconocen todo lo que podría llevarlos a decidir unos criterios de justicia que los beneficiaran personalmente y no a la sociedad en general. A partir de aquí establece dos principios de la justicia que son:
 
1. Cada persona debe tener el mismo derecho al sistema total más extenso de libertades básicas e iguales que sea compatible con un sistema similar de libertad para todos.

2. Las desigualdades sociales y económicas han de estar dispuestas de modo que se cumplan las dos condiciones siguientes:
    a) Den mayor beneficio a los menos aventajados, de forma que acaben beneficiando a todos;
    b) estén vinculadas a posiciones y tareas abiertas igualmente a todos.
 
El primero, la libertad, es prioritario. Rechaza el utilitarismo porque no tiene en cuenta las libertades individuales. 
 
El segundo principio establece que las desigualdades reales son justas siempre que sean contempladas desde un esquema que mejore la expectativas de los peor situados.
Añade a este segundo principio dos subprincipios:
a) igualdad de oportunidades.
b) el "principio de la diferencia" que indica la forma de corregir la desigualdades que aún persisten en toda sociedad aun cuando muchas injusticias sociales se hayan eliminado y que se enuncia así:
 
Establecido el marco institucional que requieren la libertad y la igualdad de oportunidades equitativas, las expectativas más altas de aquellos que están mejor situados son justas solo si forman parte de un esquema que mejora la expectativas de los miembros menos favorecidos de la sociedad.
 
Rawls acepta el intuicionismo ético. Según él, la intuición nos dice que las desigualdades de nacimiento son injustas, que la intolerancia racial o religiosa es injusta, que la acumulación de poder es injusta, etc. Lo que la intuición no nos dice es cuál es la correcta distribución de la riqueza y cómo deben corregirse tales desigualdades. Los principios anunciados proporcionan un criterio, pero un criterio que habrá que ir ajustando a las variaciones que presenta la realidad, que, de entrada, es imprevisible. De esta forma, los principios de la justicia proporcionan a las instituciones unas pautas a las que deben atenerse a la hora de resolver conflictos y tomar decisiones.
 
Rawls presenta un enfoque muy interesante del que partir con vistas a lograr una sociedad libre e igualitaria.

 

 

Posición Original de Philosophyink - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=52038667. Transformado de SVG a jpg por el autor.

 

viernes, 29 de marzo de 2024

ÉTICA XVI: EL CÍRCULO DE VIENA

 



A Ludwig Wittgenstein también se le incluye como perteneciente a la filosofía analítica. Publicó en 1921 el tratado lógico-filosófico (Tractatus logico-philosophicus) que fue texto de referencia para el Círculo de Viena. Básicamente, vino a decir que no podemos aplicar a las conductas las misma reglas que damos (que la ciencia da) a los fenómenos físicos. Así, concluye que no podemos hablar, en términos científicos, de la ética, aunque sí podemos pensar en ello aunque no se puede hacer usando palabras dado que solo describen cosas del mundo que experimentamos. Esta idea, como hemos visto similar a la defendida por Moore defiende que ni la ética ni la metafísica son ciencias dado que su lenguaje no habla de la realidad ni de los hechos.

Moritz Schlick fundador y alma del círculo de Viena afirma que la ética es una ciencia normativa pero no absoluta sino relativa a cada época y sociedad. El fundamento de las normas morales se encuentra en la sociedad y el egoísmo no es más que la ausencia de los impulsos sociales. Según él, todos somos egoístas, la moral nos hace mostrarnos a los demás como que no lo somos.
 
Otro miembro del círculo, Alfred Jules Ayer indica que las intuiciones éticas, que defendía Moore, no son verificables. Afirma que los conceptos éticos no son analizables pero no porque sean intuiciones sino porque son pseudoconceptos y carecen de contenido fáctico. Por ejemplo si yo digo "usted ha obrado mal al robar ese dinero" el hecho que afirmo no es superior que al que digo con "usted robó ese dinero". El resto de lo que se dice en la frase simplemente indica mi desaprobación moral que también pude haberlo expresado mediante el tono o el sentido de la exclamación.
 
Esa es en efecto la tesis del emotivismo ético: los juicios de valor expresan en el mejor de los casos los sentimientos o las emociones de quienes los emiten, no añaden nada a la información que tenemos sobre la realidad empírica sino que se refieren a mi aprobación o desaprobación concreta de esa realidad. Al mismo tiempo, sin embargo, y no es banal señalarlo, los juicios éticos pretenden suscitar sentimientos en los demás e incitar a la acción. Tienen una acción persuasiva.
 
A estas tesis contrapone sus ideas R.M.Hare que afirma que ese tipo de frases no necesariamente tienen que ser persuasivas sino quizá solo están "recomendando" una conducta. Según él, todos tenemos unos principios fundamentales que nos han sido enseñados de forma que cuando alguien debe decidir como comportarse en una situación debe confrontar los hechos con los principios que ya posee, poniendo en marcha lo que él llama "pensamiento crítico". 

Por ejemplo, el deber general es salvar la vida de una persona, pero puede ser bueno dejar morir a un paciente que sufre, que piensa que su vida carece de dignidad y que solicita que lo ayuden a no seguir viviendo.

Esta falta de "pensamiento crítico" puede devenir en dogmatismo y fanatismo, por tanto es necesario que los principios éticos sean flexibles.

Aquí comienza el declive de esta ética analítica que se centra en los términos éticos sin entrar a dilucidar los problemas éticos que afectan a las personas y provocan conflictos en la sociedad.

Cualquier pensamiento o conclusión moral dependerá de las circunstancias. 

Grandes defensores de la paz como Gandhi, Martin Luther King, Yasir Arafat o Isaac Rabin fueron asesinados. ¿Qué moral llevó a asesinar a todos ellos? Alguien que puso los intereses de su grupo (religioso, nacional, étnico) por encima del bien común.


Viena hacia 1923 de Carl Robert Rädler (1881–1940) - Dorotheum, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=57147246