Aunque el cristianismo es una religión y
 no una filosofía sobre la moral no cabe duda de que ha marcado unas 
pautas morales y éticas a los humanos durante muchos siglos y ha sido la
 base de la moral de muchos seres humanos al menos en el mundo 
occidental.
El cristianismo quiere resolver el 
problema que ya se plantearon insistentemente los griegos: cómo hacer 
que coincidan felicidad y virtud. La respuesta es que la felicidad no es
 de este mundo: Dios hará que los virtuosos sean felices en su reino.
Así
 San Agustín adoptará las cuatro virtudes platónicas: prudencia, justicia,
 fortaleza y templanza convenientemente cristianizadas. La prudencia es 
la regla que distingue el bien del mal; la justicia distribuye los 
bienes dando a cada uno lo que es suyo; la fortaleza ayuda a soportar 
las adversidades, y la templanza frena las concupiscencias o deseos 
desviados.
En el siglo XII la iglesia cristiana se
 ha convertido en una gran potencia que se ha expandido por Europa. La 
cultura y la educación ya estaban en manos de la iglesia y era habitual 
que los hombres de mayor capacidad intelectual tomaran las órdenes 
sagradas que les conferían una autoridad impagable para poder ser 
influyentes. Pedro Abelardo es el primer filósofo medieval que escribe 
una "ética" un texto breve y atractivo donde se desmarca de la moral 
naturalista suscrita por sus contemporáneos. Lo importante según 
Abelardo es la intención del sujeto no el acto en sí.
El siglo XIII es el de la fundación de las principales universidades. La
 teología quiere ser una ciencia tan enseñable y digna como cualquier 
otro conocimiento. Tomás de Aquino emprende la tarea de asimilar la 
filosofía aristotélica a la teología cristiana.
Más
 tarde Guillermo de Ockham con una mentalidad que al igual que la de 
Abelardo se adelanta a la modernidad, sostiene que tanto el poder de los 
príncipes como el del pontífice están sometidos al derecho. También distingue 
entre unos "derechos irrenunciables" como el derecho a conservar la vida
 y otros "derechos renunciables" como el derecho a la propiedad privada.
A lo largo de la historia e incluso hoy en día, las religiones marcan los comportamientos éticos de las personas. Como creencia que son a veces han llevado a realizar actos que podrían parecer poco justos desde un punto de vista externo a esas creencias. También en muchos casos han servido para poner un poco de cordura en sociedades en caos. 
En nuestro mundo globalizado podemos aprender mucho de lo que cada religión considera que es "bueno" y creo que solo tenemos que rechazar aquellos "mandamientos" o "normas" que atacan los derechos humanos de otras personas solo por no ser creyente o no pertenecer a ese grupo religioso.
Imagen: Guillermo de Ockhan. De self-created (Moscarlop) - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=5523066

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