sábado, 3 de febrero de 2024

ÉTICA V: Hobbes

 


El libro de Victoria Camps que me sirve de guía para estas entradas del blog, dedica el siguiente capítulo a "Hobbes: La ética del miedo".

Hobbes plantea que para que los hombres puedan vivir juntos sin caer en la anarquía y la guerra, es necesario un estado fuerte y autoritario.

Habrá que encontrar la manera de conciliar un interés común, que nadie percibe como común, con los intereses particulares de cada individuo. Un objetivo que jamás se ha conseguido confiando solo en la buena voluntad de los hombres. Si ha habido algún acuerdo sobre las normas que seguir y la forma de organizarse, éste ha estado motivado por el miedo.
 
"El origen de todas las sociedades grandes y estables ha consistido no en una mutua buena voluntad de unos hombres para con otros sino con el miedo mutuo de todos entre sí".
 
Lo que va a conseguir preservar el orden social es un estado poderoso y fuerte al que todos obedezcan porque consideran que es necesario hacerlo con vistas a su propia seguridad.
 
Existen unos universales de la moral, unos universales mínimos que, en su caso, se concretan en el derecho de toda persona a autodefenderse y defender lo que es suyo, y en la prohibición de hacer daño.
 
No en vano tradujo al inglés el libro de Tucídides "Historia de la Guerra del Peloponeso" donde Tucídides expone que el motivo de la guerra que enfrentó a Esparta con Atenas no fue otro que el miedo de los espartanos a que los atenienses se hicieran muy poderosos.
 
En su obra más conocida, Leviatán indica: 
En la naturaleza humana encontramos tres principales causas de disputa: la competición, la inseguridad y la gloria. Esas tres causas igualmente potentes en todos los individuos, desprovistas de control y de freno no pueden llevar a la paz, sino a la guerra. Para impedirlo no hay más remedio que construir un poder artificial, no inmediatamente natural, que ordene, gobierne y reduzca la libertad incontrolada y la libre satisfacción de los deseos individuales. A ese poder lo llamamos "estado".
Basta reflexionar sobre uno mismo y reparar en lo que solemos hacer a diario cuando abandonamos por unos días nuestra casa y, por temor a los ladrones, atrancamos las puertas y echamos el cerrojo. Sabemos por experiencia que existe una tendencia natural humana apropiarse de lo que uno desea, aunque no esté permitido ni le pertenezca, y el temor a perder lo que uno posee, se cierne como un peligro constante sobre todos nosotros. 
 
Un mero ejercicio de introspección y de análisis sobre lo que todos sentimos justifica la explicación de Hobbes de la necesidad del estado, una necesidad que deduce de los motivos más elementales y generales del comportamiento humano. Para contrarrestar esos motivos hacen falta leyes e instituciones que coarten la libertad y velen por la seguridad de las personas.
 
El razonamiento de Hobbes se basa en el egoísmo natural humano: cada uno lo quiere todo para sí, pero el miedo a morir obliga a aceptar la ley y el orden como la forma de vivir más racional.
 
La libertad consiste en poder hacer todo aquello que el estado ha dejado a la iniciativa del sujeto como comprar y vender, tener hijos, educarlos, etc.
 
Eso sí, plantea que el estado debe establecer normas racionales, no arbitrarias que se pueden resumir en la regla que estableció Confucio varios siglos antes: "No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti".
 
Estamos en los inicios del capitalismo. Que esa sociedad exige, más que ninguna otra, una estructura legal coercitiva. Hay que asegurar la propiedad, la vida, la posibilidad de competir.


Es cierto que sin policía mucha gente no obedecería las leyes pero una ética basada solo en el temor a ser reprendido, aunque puede funcionar con muchas personas, no debería ser la base de una ética que pretenda convencer a todos. 

Aunque haya leyes y exista el miedo a ser condenado por no cumplirlas eso no implica que las leyes sean justas. Es necesario profundizar más pues la ética debe indagar más en la felicidad de todos y en proporcionar respuestas a lo que es justo o no.
 
Imagen: Hobbes. Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=6370879

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