Contemporáneo de Spinoza es John Locke, uno de los padres fundadores del pensamiento liberal. Victoria Camps afirma que "el bagaje intelectual que respaldó la revoluciones americana y francesa, así como, posteriormente, la independencia de los países de América Latina, refleja la herencia del pensamiento de Locke".
Junto
a Hobbes es uno de los teóricos de referencia de la teoría del contrato social. Locke se propone elaborar una teoría que legitime la autoridad
política y al mismo tiempo establezca los límites de la misma.
La
cuestión es quién debe detentar el poder. No puede ser a partir de
herencias o privilegios sino de un pacto o contrato entre todos los
hombres. No hay hombres superiores a otros que tengan exclusiva potestad
de gobernar, todos los hombres son igualmente libres. Cualquier
usurpación arbitraria del poder no consentida por los gobernados debe
ser rechazada en nombre de la libertad e igualdad de los seres humanos.
Ese es el único fundamento moral del poder político.
El
derecho de propiedad como derecho natural por antonomasia es el eje en
torno al que se mueve el pensamiento político liberal tal y como él lo
planteó y así ha seguido entendiéndose a lo largo de los siglos hasta
nuestros días.
Rousseau unos años más tarde consideró
justo lo contrario, que la propiedad privada estaba en el origen de la
desigualdades pero Locke era más optimista o más ingenuo:
Así cada hombre puede apropiarse de lo que pueda necesitar y usar pero solo de eso y siempre cuando queden cosas suficientes y de la misma calidad para el resto de la comunidad.
Pero el hecho de que los hombres pudieran acumular riquezas (en oro, plata y metales) y apropiarse de más de lo que se necesitan, significaba que el derecho de propiedad puede constituirse en una fuente de injusticias. De ahí que sea necesario una sociedad política que legisle y ordene lo que por ley natural es indiscutible.
Nadie puede ser eximido de las leyes pero para que esa obligación sea válida tiene que ser consentida por toda la comunidad.
A
diferencia de Hobbes que recordemos, se basaba en el miedo, justifica la necesidad del Estado porque es el que se encarga
mediante la ley de la protección de la vida, la libertad y la propiedad privada de cada
ciudadano.
Si la justicia se define como el deber
de "dar a cada uno lo suyo", debe haber una regulación política que se haga
cargo de tal máxima y que ha de determinar también a quién nos referimos
cuando decimos "lo suyo", o que le corresponde a cada uno.
Esto podría
interpretarse como una primera aproximación al reconocimiento de los
derechos sociales.
"Justicia es una palabra que está
en boca de todo hombre pero con una significación muy determinada y
difusa". De ahí que los significados no sean lo mismo para todos: Las
ideas morales raramente tienen el mismo significado para dos hombres
diferentes.
Locke se adelantó a su época, afirmó que "todos los hombres son igualmente libres" cuando aun existía la esclavitud.
Para
que una comunidad funcione Locke señala la necesaria separación entre
el poder legislativo del parlamento, el ejecutivo que podría ser del rey
y el judicial. Para asegurarse de que la leyes se cumplan es necesario
un poder judicial independiente.
Estatua de John Locke en el 6 Burlington Gardens, Londres. Foto: Andreas Praefcke - Fotografía propia, CC BY 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=15582545
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